Hace unas semanas sorprendí a mi madre comprándole un lote para plantar tréboles de cuatro hojas, o también popularmente conocidos como tréboles de la buena suerte.
Me contaba la historia de que cuando ella era pequeña, una vez en el campo vislumbró un original trébol de cuatro hojas. Por aquellos entonces, ella pasaba gran parte de su tiempo con su tía y sus primos. Que mala suerte tuvo ella, cuando al arrancarlo e ir a llevarlo a la vista de todos, su tía se apoderó de él.
¡Qué forma más vil de quitarle la ilusión a una niña! Aunque en aquellos tiempos, la opinión de los niños tenía mucho menos valor de la que tiene actualmente. El asunto quedó en un breve incidente que casi queda difuminado con el paso de los años.
Pues los tréboles ya han florecido y ya están al alcance de todos.
Por mi parte y ya entrando más en el apartado filosófico expreso mi opinión afirmando que la "buena suerte" o la "mala suerte" no existen.
Tendemos a poner tales etiquetas a acontecimientos cuyas causalidades no conocemos. Por ejemplo, "que mala suerte, hoy el autobús ha llegado 10 minutos tarde". Esta expresión viene originada por la falta de conocimiento de que hay un retraso en el horario de las líneas, un coche averiado ha bloqueado un carril o que el conductor se ha entretenido demasiado en las anteriores paradas.
O, "que mala suerte se ha puesto a llover y no llevo paraguas". Esto podría ser originado por la falta de conocimiento de que toda la mañana ha estado nublado, o que al no visionar el avance meteorológico no he podido hacerme con un paraguas.
No es una cuestión de "suerte" son nuestras acciones y los acontecimientos que no conocemos los cuales se entrecruzan y crean las circunstancias que vivimos.
También otro punto importante sería el hecho de que la suerte puede ser una etiqueta que se otorga en función a la actitud vital o visión de la vida de las personas.
Por ejemplo para una persona el hecho de obtener una herencia puede ser un suceso de " buena suerte" o de "mala suerte", esto dependerá de como lo aprecie.
Confía más en tus propias capacidades y habilidades. No te dejes influir por las fuerzas que no controlas.
Me quedo con la frase que dice: "La suerte se la hace cada uno".