Ha sido la mejor manera de poder anclarme aún más con el espacio.
Recibí a mi "acompañante" en la estación de Premia y de allí nos dirigimos hacia el edificio de Can San Pere.
Le introduje en todo lo referente a la historia del sitio, la colaboración con el colectivo que está trabajando en el espacio y las propuestas de remodelación de nuestras dos salas cedidas.
Una vez en el interior iniciamos la sesión.
Era curioso el ver como un espacio vació al principio, de repente tomaba una utilidad fundamental. Un servicio para ayudar a una persona que necesitaba de atención psicológica.
La hora pasó y nos despedimos.
La sensación era intensa. Me había hecho por fin mío ese pequeño espacio. Ese ambiente ahora formaba parte de mi.
Había podido experimentar la sensación de haber trabajado, ayudado, vivido dentro de REFUGI.
Un anclaje que todos los voluntarios deberían poder experimentar, porque es la experiencia definitiva para poder empoderarse y tener ganas de que este espacio, este lugar, este ambiente crezca. Al igual que también crezca el proyecto global.
Un espacio de reunión donde espero que cada vez más gente junte sus mentes y sus manos para poder transformarse y transformar el medio que les rodea.
Poco a poco. Paso a paso, es cuando los cambios se producen
Y al final miraremos atrás y veremos que hemos andado mucho, aunque nos parezca que fue ayer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario