sábado, 14 de julio de 2012

Filosofía de Epicuro

Cuando daba filosofía en el instituto nos contaron acerca de las distintas corrientes y escuelas que se formaron en la Grecia Antigua.

Una de las que más me llamaron la atención fue la del Epicureísmo.


Fundadad por Epicuro, filósofo que promocionabala la búsqueda del placer (dirigida por la prudencia) como la fuente de la felicidad.

A los 35 años cuando regresó a Atenas fundó su escuela, la cual se llamaba "el Jardín".

Todo lo que sabemos de este filósofo y de sus principios es a través de la obra Dererum natura (del poeta latino Lucrecio) y también de algunas cartas y fragmentos rescatados.



La finalidad de la vida humana es lograr el placer y evadir el dolor, pero de una forma racional, evitando los excesos que luego pueden causar sufrimiento. 

También decía que los placeres del espíritu eran superiores a los del cuerpo, y ambos deben satisfacerse con inteligencia procurando llegar a un estado de bienestar (corporal y espiritual; ataraxia).

Para él, el desenfreno (hedonismo) y la renuncia (ascetismo), no eran una buena solución. Se debía buscar un término medio, y que todo placer era bueno de disfrutar siempre que no conllevara un dolor futuro.

El conocimiento por sí mismo no tenía ninguna utilidad si no se empleaba en la búsqueda de la felicidad.


La ética de Epicuro se basa en dos polaridades: el miedo (que debe ser evitado) y el placer (que debe ser perseguido por considerarse bueno y valioso. 

Los cuatro miedos más significativos del hombre són: los dioses, la muerte, el dolor y el fracaso. 


El temor a la muerte no tiene sentido, ya que al morir perdemos la sensibilidad. Un exceso de dolor también nos insensibiliza (el cuerpo tiene un límite de capacidad para sentir dolor). Y temer al futuro también carece de sentido, ya que es algo que depende de nosotros en algunos ámbitos y no depende de nosotros en otros.

La felicidad para Epicuro es vivir en el continuo placer. Estos son los placeres naturales necesarios (comer, beber, seguridad) e innecesarios (relaciones humanas, arte, sexo), y los placeres innaturales e innecesarios (fama y poder).

Los placeres vanos no son buenos, porque a la larga acarrearán dolor y no sólo son más difíciles de conseguir, sino además más fáciles de perder.

Una vida en privacía, rodeada de amistades y de placeres moderados con el mínimo de dolores posibles y tranquilidad en el alma, brinda la felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario