"La felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace".
Esta frase de Jean Paul Sartre, me inspiró gratamente.
Es una composición formada por dos partes que pueden sonar muy parecidas, pero no es asi.
Si siempre haces lo que tu quieres, te sales con la tuya... es muy probable que nunca lo consigas al 100% y en el caso de que sea así, es muy probable que estemos hablando de un pequeño dictador.
Esta visión de la vida y de la felicidad crea frustración. Nadie hace cumplir su voluntad en toda su máxima totalidad.
No fue capaz de hacerlo ni el mismísimo rey absolutista, Luis XVI. Aunque aparentemente mucha gente cree que puede.
La segunda parte de la composición, muestra una gran flexibilidad en contraposición a la rigidez de la primera.
Es más una forma de adaptarse al medio, a los factores exteriores, para hayar en aquello que te sucede o en lo que te hayas enfrascado, una razón para ser feliz, para disfrutar...
Estamos hablando de personas con su propia filosofía vital. Personas que saben ver el lado positivo de la vida. Que delante de una situación aparentemente aburrida o pesada van más allá y logran convertirla en algo deseable.
Es una forma de ver la vida llena, siendo personas que se ilusiona y que pueden llegar a ilusionar a los demás.
Se adaptan con facilidad a todo aquello que hacen.
Y ante todo, consiguen ser felices, no imponiendo su voluntad, sino poniendo su voluntad al servicio de las experiencias y de las vivencias de ese momento.
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