En mis momentos de bajón, cuando estoy un poco más apagado o me siento un poco más triste, el primer impulso que me permite recuperarme radica en la cafeína.
Cuando me refiero a la cafeína, podría estar hablando de cualquier clase de activador como podría ser la teína o cualquier otra clase de bebida energizante.
Esta primera dosis de sustancia activadora te permite frenar un poco la espiral o la tendencia de baja motivación, pocas ganas o pensamientos de baja proyección futura (planificación de actividades).
Una vez logras frenar esta espiral, te sientes más o menos estable. Entonces es cuando hay cabida para empezar a ponerte en marcha.
Vas notando como la animosidad se acrecienta, y tu cabeza empieza a desechar muchos de los pensamientos que te provocaban esta pasividad.
Pensamientos más positivos y productivas ocupan el lugar de los anteriores descritos, y todo tu cuerpo se pone en marcha.
Te levantas de la silla o del sofá y te dices a ti mismo que las cosas no están tan mal. Que hay oportunidades y que en definitiva si te pones puedes lograrlo.
Un impulso que va tomando cada vez más peso hasta que te proyecta hacia la acción. Y a la que no te das cuenta te encuentras realizando aquello pesado que no te apetecía para nada realizar.
Pero sí, ya estás. Ya has logrado lo más complicado de todo. Has roto con el espiral negativista y has pasado a la acción.
Ahora es sólo cuestión de mantenerte estable y si puedes seguir creciendo en positivio, mejor que mejor.
Realizando las tareas, obligaciones o acciones que te pertocan y con las que te mantienes bien activo.
También actividades de las que puedes disfrutar y sentirte bien contigo mismo/ a.
En definitiva, una buena taza de café, te o una coca-cola puede ser la pequeña llama que encienda el fuego de tu motivación.
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