Este pasado martes acudí a la reunión del grupo de Meetup: "Barcelona Spiritual Awakening & Development".
El piso está ubicado en pleno Raval de Barcelona. Una vez accedimos, Ariana, quien iba a ser nuestro guia, nos recibió de forma muy cordial.
Nos invitó a tomar un vaso de agua y esperamos la llegada de los otros invitados. La actividad fue totalmente gratuita y se realizo en inglés.
Primero Ariana se presentó contándonos de donde venía e introduciéndonos algunos conceptos generales acerca de la meditación.
Entonces tomamos asiento y apagamos las luces, manteniendo sólo un mínimo de claridad.
La voz de Ariana era de lo más profunda e hipnótica.
Cerré los ojos y empecé a relajarme.
- El primer escenario que me imaginé fue el de mi infancia. Poco a poco fui dibujando en mi mente el piso donde vivía cuando tenía 5 años. Todo era de lo más real. A medida que iba siguiendo las indicaciones era capaz de recordar el color de las paredes, del suelo, del techo. La ubicación y la forma de las habitaciones. Añadía nuevos elementos y objetos. Me sentía como si realmente estuviera allí presente después de tanto tiempo. Entonces me dirigía a mi habitación, y era capaz de ver a mi yo pequeño. Estaba jugando sólo con dos muñecos de acción. Lo llamaba y empezaba a interactuar con él. Durante la conversación le decía que no debía perder la creatividad ni la naturalidad. Y me despedía diciéndole que todo iba a ir bien.
- El segundo escenario que proyecté fue el de mi adolescencia. Paso a paso me fui viendo en mi antiguo colegio e instituto. Me encontraba en el patio principal, con las líneas de colores pintadas en el suelo. Era la hora del recreo y todo el mundo jugaba arriba y abajo. Mi yo con 14 años estaba jugando de portero mientras se celebraba un partido entre las dos clases. Me acercaba y lo llamaba. Empezábamos a hablar, y le decía que debía de ser yo mismo, que confiará más en mi mismo y no tanto en las opiniones de los demás. Que no buscase ser otra persona. Que buscara hacer lo que a mi me gustase y que allí encontraría buenos amigos, gente capaz de aceptarme como lo hacía conmigo mismo. Le daba ánimos.
- El tercer y último escenario que recreé fue el de hace un año. Imagen a imagen logré verme a mi mismo andando por la calle. Era mi yo de 22 años e iba vestido de traje y corbata, con gafas de sol y con unos buenos zapatos. Cruzaba la estación de Sants, y luego bajaba a toda velocidad por la calle Tarragona en dirección a su oficina. Le paraba y me ponía a charlar con él. Le contaba que todo tenía solución, que lo que me preocupaba iba a arreglarse. Que buscara mi pasión, aquello que realmente me gustaba, y que entonces me centrará al 100%. Que no me dispersara, ya que si me dedicaba a lo que me gustaba sería feliz. Que no hiciera las cosas porque sí, ni por complacer a los demás, ya que esto eran autoengaños. Le abrazaba como todos los demás, y le transmitía mi optimismo.
Lo más sorprendente fue, que al terminar a un paso de volver a abrir los ojos, pude volver a ver los tres personajes. Pero en esta ocasión cada uno de ellos me devolvió mis consejos. Fue como un "boomerang".
Los mismos consejos o las mismas palabras que había compartido con ellos, ahora me las lanzaban a mi, para así poder ayudarme en mi presente.
Fue una gran experiencia de búsqueda interna.
¡Totalmente recomendable!
Estoy muy agradecido a Ariana.
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