Tipos de apego afectivo:
1. La vulnerabilidad al daño y el apego a la seguridad/ protección.
El esquema principal es la baja auto-eficiencia. Buscan a alguien que se haga responsables de ellas (seguridad/ protección). Ven la realidad como demasiado amenazante. La persona lo puede experimentar como si fuera una cuestión de vida o muerte (supervivencia en estado puro). Busca calma y sosiego ("estoy a salvo").
El origen de este apego parece estar en la sobreprotección parental durante la niñez y en la creencia aprendida de que el mundo es peligroso y hostil ("No soy capaz de valerme por mí mismo", "El mundo es terriblemente amenazante"). La persona se ve indefensa, desamparada y solitaria.
No disponen de autonomía, libertad y son dependientes.
Déficit: baja autoeficacia; Miedo: al desamparo y la desprotección; Apego: a la fuente de seguridad interpersonal.
2. El miedo al abandono y el apego a la estabilidad/ confiabilidad.
Una relación incierta es insostenible y angustiante. Anhelar una vida de pareja estable no implica apego, pero volverse obsesivo ante la posibilidad de ruptura si. La búsqueda de estabilidad puede estar asociada a un profundo temor al abandono y a una hipersensibilidad al rechazo afectivo. La confiabilidad se convierte en una necesidad compulsiva para aliviar el miedo anticipatorio a la carencia.
La historia afectiva de estas personas está marcada por despechos, infidelidades, rechazos, pérdidas o renuncias amorosas que no han podido ser procesadas adecuadamente. Quieren impedir a toda costa otra deserción afectiva ("Prefiero un mal matrimonio a una buena separación").
El problema es la susceptibilidad al desprendimiento (dejar la relación). El objetivo es mantener la unión afectiva a cualquier costo y que la historia no vuelva a repetirse.
Déficit: vulnerabilidad a la ruptura afectiva ("No soportaría que mi relación fracasara"); Miedo: al abandono; Apego: a las señales de confiabilidad/ permanencia.
3. La baja autoestima y el apego a las manifestaciones de afecto.
El objetivo principal es sentirse amado. Incluso muchas personas son capaces de aceptar serenamente la separación, si la causa no está relacionada con el desamor ("Prefiero una separación con amor, a un matrimonio sin afecto"). Están pendientes de cuanto cariño les prodigan para verificar qué tan queribles son (situación agotadora para el que da como para el que recibe).
Si una persona no se quiere a sí misma, proyectará ese sentimiento y pensará que nadie podrá quererla. El miedo al desamor (carencia afectiva) rápidamente se transforma en necesidad de ser amado. El desamor y el desengaño anticipado (miedo a iniciar nuevas relaciones) se mezclan creando la sensación de estar atrapado entre dos males posibles ("necesito amor, pero le temo"). Una vez se inicia una nueva relación el apego se dispara en toda su inmensidad (valora la relación en función a las señales de amor: termómetro para detectar que tanto cotizo).
Las personas con baja autoimagen, que se consideran poco atractivas o feas, pueden aferrarse muy fácilmente a quienes se sientan atraídas por ellas (algunas veces como un acto de agradecimiento).
Déficit: baja autoestima ("No soy querible"); Miedo: al desamor (carencia afectiva); Apego: a las manifestaciones de afecto/ deseabilidad.
4. Los problemas de autoconcepto y el apego a la admiración.
Son personas que se aceptan poco a sí mismas (bajo autoconcepto; autoconcepto = lo que pienso de mí). Disponen de una falta de reconocimiento y adulación personal (pueden llegar al extremo de vivir defraudados de sí mismos). No se sienten admirables e intrínsecamente valiosas. Si alguien les muestra admiración y algo de fascinación, generar un fuerte apego. Exaltarle el ego a una persona que se siente poca cosa, y que ha sido además descuidada por su pareja en este aspecto, puede genera una fuerte adicción.
El bajo auto concepto crea una marcada sensibilidad al halago (puede convertirse en la principal causa de una relación afectiva).
Déficit: bajo autoconcepto ("No soy valioso"); Miedo: a la desaprobación/ desprecio; Apego: a la admiración/ reconocimiento.
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5. El apego "normal" al bienestar/ placer de toda buena relación.
Ciertas formas de dependencia son vistas como "normales" por la cultura. Estas "inocentes" adicciones pueden ayudar a la convivencia, hecho que puede ser bien visto por la estructura social-religiosa-cultural tradicional. También muchos de estos estimulantes afectivos no parecen relacionarse con esquemas inapropiados, sino con el simple placer de consumirlos (algo puntual, aparentemente controlable). Aunque su frecuente utilización y la incapacidad de renunciar a ellos, los convierte en potencialmente tóxicos.
Algunas formas de bienestar interpersonal que son especialmente susceptibles a generar apego:
- Sexo: si es de ambas partes, hay una buena estabilidad. Si el apego es unilateral y no correspondido, el que más necesita al otro termina mal o acaba teniendo que abandonar cualquier clase de contacto.
- Mimos/ contemplación: gusto por el contacto físico y toda clase de manifestaciones de afecto. Ha de existir un receptor disponible. Si la otra persona es tímida, introvertida o fría se produce una descompensación.
- Compañerismo/ afinidad: gente que puede compartir sus gustos e inclinaciones. Y aunque sexual y afectivamente no estén tan bien, el amiguismo y la buena compañía los mantiene íntimamente entrelazados (uniones de gran solidez). Cuando se intentan separar, se hace difícil porque hallar un sustituto afín es una tarea muy compleja. Si el compañerismo se exagera, el amor adquiere un aroma de fraternidad. Los individuos apegados al compañerismo de la pareja, están dispuestos a sacrificar el placer de sentir amor, con tal de no perder las ventajas de vivir con el mejor amigo/ a.
- Convivencia tranquila y en paz: tienen que ver con el momento vital en el que se halle. La persona está dispuesta a cambiar pasión por tranquilidad. El buen clima afectivo es un requisito imprescindible para que el amor prospere, la convivencia estresante destruye cualquier relación. Pero hay que vigilar con el exceso de tranquilidad, que éste implique renunciar a los demás placeres y alegrías del amor sano.
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