Hace unos años me despedí de una persona muy especial en el aeropuerto de Barcelona, tras pasar unas vacaciones en Noruega. Nuestra relación no podía continuar, era demasiado doloroso para los dos.
Años más tarde descubrí que mis máscaras no me habían permitido ser genuino con esa persona.
Esta es la carta que le hice llegar en forma de email:
"Querida (su nombre),
Me gustaría empezar esta carta dándote las gracias y a la
vez mis más sinceras disculpas.
Me ha costado tiempo llegar al grado de madurez necesario
para realizar tales reflexiones y poder hacértelas llegar.
Te escribo esta carta sin el propósito de perseguirte, pues
entiendo que cada uno ya tiene su vida, con su propio rumbo.
Simplemente quería que supieras lo mucho que me has ayudado.
Gracias porque el tiempo que pasé contigo fue muy especial.
Recuerdo paseos preciosos por la playa, por las calles y
callejuelas de Barcelona y Praga.
Haber estado con una persona como tú fue una gran
oportunidad para crecer en todos los sentidos.
Lástima que una venda en los ojos me impidiera poder
apreciarlo en aquella época.
Eres una persona divertida, segura y fuerte, y no supe poder
aceptar muchas de tus opiniones.
Mi ego no me permitía poder ver los pequeños detalles de tus
palabras, miradas y gestos.
No estaba preparado para ser flexible, para aprender y para
crecer.
Pero ahora todo cobra sentido. Tiene un valor inmenso, como
aquellos tesoros u obras de arte que se precian cuando vuelven a desenterrarse.
Cuando estábamos juntos me dolían muchas cosas, y en parte
muchas de ellas provenían de mi interior. Eran signos de miedo, inseguridad y
falsas apariencias.
Tuvimos nuestros buenos y malos momentos.
No supe adaptarme ni apreciar el auténtico valor en esos
momentos. Tu valor como magnífica persona que eres.
Por esta razón te doy las gracias. Unas gracias que llegan
con retraso, pero que son sinceras y escritas de corazón.
Sólo quería compartirlo contigo y decirte que siempre habrá
una (su nombre) en mi interior.
Siempre recordaré momentos especiales y charlas hasta las
tantas de la madrugada.
Espero que hayas rehecho tu vida y que esté yendo en la
dirección que tu deseas. Estés donde estés, quiero que seas feliz.
Eres una mujer valiente, inteligente y sobretodo muy
interesante. Nunca lo dudes.
Con cariño.
Oriol"
Que alegría al descubrir que había recibido de forma positiva mi escrito. Tenía miedo de que estuviera enfadada, resentida o que fuera demasiado dolorosa su respuesta o su ignorancia.
Luego intercambiamos algunos emails donde nos pusimos al día sobre nuestras vidas. Me quedé sorprendido con la naturalidad con la que retomamos la conversación.
¡A veces construimos mundos imaginarios llenos de monstruos y quimeras que no existen, más que en nuestras cabezas!
Luego intercambiamos algunos emails donde nos pusimos al día sobre nuestras vidas. Me quedé sorprendido con la naturalidad con la que retomamos la conversación.
¡A veces construimos mundos imaginarios llenos de monstruos y quimeras que no existen, más que en nuestras cabezas!