La guerra es la guerra en cualquier lar. Lo único permutable son las banderas, los colores de la piel, las creencias religiosas, las naciones involucradas... El odio, el amor, el compañerismo, el sufrimiento, la valentía, el miedo... Todos son sentimientos universales que emanan de cualquier persona, proceda de donde proceda, y que experimenta de un modo semejante.
Esta película que he visionado con gran admiración, habla de todo esto y de mucho más. Creada en un formato de animación documental, los protagonistas verdaderos de tales vivencias son presentados en formato ilustrativo con figuras de relieve y en movimiento. Es un cómic cinematográfico de gran calidad artística.
Centrada en las anécdotas de guerra de su mismo director, Ari Folman, trata de abrir una ventana al pasado para lograr recordar aquello que su subconsciente hace tanto tiempo consiguió bloquear. El acceso a tales acontecimientos será una tarea ardua que le llevará a reencontrarse con distintos compañeros y amigos de unidad y cada uno le trasladará por medio de flashbacks a aquello que en su momento tanto quiso olvidar.
Año 1982 estalla la 1ra Guerra del Líbano. Las Fuerzas de Defensa de Israel invaden el sur del Líbano con la intención de expulsar a los miembros establecidos de la Organización para la Liberación de Palestina. El ejercito israelí emplea los jovenes que están efectuando el servicio militar para iniciar las primeras ofensivas. El resultado: un gran número de adolescentes con poca o nula experiencia en el combate que en muchas ocasiones son sorprendidos por las tácticas de guerrilla y los múltiples atentados bomba.
El contexto es simultáneo a la de la Guerra Civil Libanesa, donde facciones cristianas y musulmanas luchan por la hegemonía. El momento álgido se alcanza cuando Israel consigue tomar Beirut y permite que las facciones cristiano-falangistas libanesas produzcan una de las mayores matanzas de refugiados de la historia reciente. Sobre unos mil niños, mujeres y ancianos palestinos dan nombre a las Matanzas de Sabra y Chatila.
El sentimiento que ofrece públicamente el director de su culpabilidad, se entendiende más por su permisibilidad y la del ejército al que pertenecia, que por todo lo demás acontecido a lo largo de sus acciones militares.
Una auténtica maravilla de obra filmatográfica, que refleja y da a entender algunos de los peores episodios recientes de la humanidad, que en la mayoría de casos suelen quedar en el olvido de fosas y tumbas sin nombre.
Cartel de la película estrenada en 2008.

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