viernes, 13 de agosto de 2010

Surcando la tierra de los faraones II



Descendemos acercándonos al Trópico de Cáncer. En Esna dos colosos de piedra dan homenaje al paso de los siglos. Estos siguen resistiendo a una erosión que se perpetúa.



Mientras nos dirigimos a la próxima parada, Edfu, somos abordados en el barco por pequeñas embarcaciones de vendedores de telas, manteles y vestimentas. Estos lanzan a cubierta sus mercancias envueltas por bolsas de plásticos. Una vez elegido aquello que te gusta, pactas un precio y devuelves la bolsa de plástico con el correspondiente dinero en su interior (el riesgo de no hacer puntería está asegurado).



Ahora ya en el templo de Edfu la hegemonía del dios carnero Amón-Ra empieza a perder poder enfrente del nuevo dios omnipotente Horus, hijo de Osiris e Isis. La influencia ptolemaica griega se hace notar y los relieves se muestran con unas formas menos estáticos, las figuras tienen curvas y mayor dinamismo.


En el templo de Kom Ombo las adoraciones iban dirigidas a Sobek, dios con cabeza de cocodrilo y protector de las aguas del Nilo. Se dice que en sus principios aquellos que se bañaban en sus aguas desaparecían sin dejar rastro, entonces se le empezó a adorar como benefactor de todos los seres vivientes.




Regresamos al barco listos para celebrar la cena y fiesta egipcia. Vestidos con los trajes que compramos a los vendedores de las balsas comemos falafels, cuscús, ensaladas, pescados del Nilo... y bailamos en la discoteca a ritmos de música dance árabe.


Algo que aprendí de la jornada es que las túnicas que utilizan de vestimenta son increiblemente comodas y refrescantes.

Nos detenimos en la presa de Aswan. Este prodigio de la ingeniera es uno de los símbolos más notables del Alto Egipto. Fue a partir de su construcción que se originó el mayor lago artificial del mundo: el lago Nasser. Esta empresa fue la que puso en peligro todas las reliquias arquitectónicas que yacían en la zona.



El templo de Philae es un claro ejemplo del traslado. Situado en medio de una gran isla, este fue erificado para servir a la diosa Isis. Con los siglos dio el testimonio al culto cristiano con la presencia de la Orden Templaria. La sociedad secreta de los Rosacruces benera allí un altar de ofrendas que según afirman es una fuente energética capaz de transmitir su fuerza a todos aquellos que situen su mano izquierda encima.

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