Tarde de pesca

Pescando en la playa del Masnou.

Cerca de Premià de Mar a escasos metros del paseo y de las vías del tren un ligero oleaje creciente anunciaba una distraída tarde de pesca. No hacía ya calor y el viento empezaba a refrescar.

Fuímos con todo el equipo necesario (las cañas, los gusanos, los recipientes de plástico, recambios y por supuesto algunas latas de bebida). La hora oficial de pesca se inicia a partir de las 8 de la noche, pero hay unas zonas habilitadas dispuestas para aquellos que quieran usarlas en horas de bañistas.

Una vez en la orilla empezamos a montar y a preparar el material. Como hacía años que no pescaba tuve que recordar algunos consejos y recuperar algunas habilidades ya desaparecidas. Parece más fácil de lo que puede suponer al principio.

Con un conjunto de cuatro cañas de pescar: 3 de longitud corta y con 1 principal de longitud larga empecé mi vuelta a la práctica. Probé de lanzar la caña al principio de lado para coger mayor maniobrabilidad, pero luego ya pasé directamente a lanzarla verticalmente por encima de mi cabeza.

Uno de los pasos que más impresión puede hacerte, es tener que clavar el gusano en el anzuelo. Pero es una parte necesaria para atraer a los peces. 

En la orilla había gente con varias cañas largas ya ubicadas de tal forma que las dejan como en piloto automático a la espera de que piquen. La pesca es una actividad/deporte que requiere paciencia. Quizás lo más emocionante es cuando con pequeños tirones tu caña empieza a tensarse y corres directo a recoger el hilo y a descubrir el causante de todo esto.

Tras unas dos horas de pesca conseguimos algunos resultados. La verdad es que en todo este rato, creo que fuimos los únicos que logramos algunos pescados.

Os recomiendo sinceramente toda esta zona de pesca puesto que a escasas millas de la costa se encuentra la piscifactoría. Los días de tormenta o de agitado oleaje suelen escaparse algunas de las doradas que tienen en crianza. Perfectas para pescarlas y hacer una buena cena al llegar a casa.