domingo, 1 de mayo de 2011

Ferrari&Porsche: doble de adrenalina en la carretera


Los coches y su conducción son una de mis pasiones. Para que os hagáis una idea, a los 2 meses de haber cumplido los dieciocho  años ya disponía del carnet de conducir y de un Seat Ibiza negro para poder dar mis primeras vueltas.

 Pero uno de mis sueños al igual que el de mucha gente, era el de poder conducir un Ferrari algún día. Yo era de esos que de pequeño siempre decía, cuando sea grande conduciré un Ferrari. Pues bien, ya he crecido lo suficiente como para llevar uno.


Pero no, éste no es comprado, es alquilado. Aún me faltan algunos años para convertirme en arrendador. Pero dejad que os explique qué se siente al sujetar con las manos su volante de insignia ecuestre.


El modelo que he conducido ha sido el Ferrari Modena 360, que dispone de un motor V8 de 3.568 c.c. de cilindrada con cinco válvulas por cilindro, distribución variable de válvulas, 440 CV de potencia máxima, es decir, capaz de acelerar de 0-100 km/h en 4,2 segundos.

Al verlo de lejos, mis pulsaciones han empezado a intensificarse. Una vez recostado en su asiento, con el pie colocado encima del pedal de aceleración, un estallido de exaltación y agitación han inundado todo mi cuerpo. Una propagación de frenética adrenalina que sólo ha ido en aumento a medida que el rugir de su motor sonaba acorde con las sucesivas y crecientes cambios de levas F-1.


Pero uno de los sucesos que más me ha asombrado ha sido la experiencia de poder conducirlo en carretera y en autovía con la mágica sensación de exclusividad que es el apreciar como todos los turismos, me daban paso al primero oír y luego ver esta magnífica obra de arte de la ingeniería automovilística.


El entusiasmo y la pasión por conducir han continuado presentes y se han acentuado cuando me he instalado en el interior del Porsche 911 Carrera cabrio. Este dispone un motor con 3.800 c.c. de cilindrada, 385 CV de potencia máxima, que significa poder acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos.

La gran diferencia ha sido que la caja de cambios es manual en forma de palanca, mientras que la del Ferrari consiste en levas (dos palancas cercanas al volante). Esto me ha proporcionado una impresión de mayor dominio y manejo de la máquina. Por otro lado los automaticidad del Ferrari me ha inspirado mayor seguridad.


Las marchas son muy cortas y sencillas de introducir. Durante los dos recorridos, tanto con el Ferrari como con el Porsche un conductor/a te hacen de guía y te instruyen en todo lo necesario a su manejo. La carretera y la autopista son el medio perfecto donde encontrarás: poco tránsito, curvas abiertas y sobretodo largas rectas donde podrás sentir el estruendo de sus motores en su máxima expresión.


En definitiva una de las mejores experiencias de toda mi vida. Una alternativa realista a todos aquellos que queráis ver cumplidos vuestros sueños de siempre.

Destacar que el servicio ofrecido por la agencia de los coches ha sido excelente, al igual que toda la ayuda y asistencia prestada por sus pilotos y profesionales.

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