sábado, 17 de marzo de 2012

Globus de la Cerdanya: vivir una experiencia única


La humanidad desde sus inicios siempre ha querido emular el poder volar como las aves. Este hecho ha quedado patente desde la mitología griega con la historia de Ícaro, las cometas de la antigua China, los inventos de Da Vinci y los de otros visionaros... Pero el primer vuelo libre en una máquina creada por el hombre fue en el globo aerostático de los hermanos Montgolfier.

Los avances en la historia de la aviación prosiguieron, dando luz a los aviones y décadas más tarde a los cohetes. Aún así los globos aerostáticos conservaron el romanticismo y la esencia de lo que es realmente volar.




Con la intención de materializar mi gran sueño que era el poder elevarme por los aires y mirar como iguales a los pájaros, me decidí por un paisaje que impregnara todos mis sentidos y por la mayor profesionalidad del mercado. La mejor opción de todas fue la de Globus de la Cerdanya.

Llegué al Aeródromo de la Cerdanya a las 8:30 de la mañana, con un poco de sueño pero a la vez con una gran emoción en el cuerpo por la experiencia que estaba a punto de vivir.

Los monitores de la actividad nos ofrecieron de desayunar  y a continuación nos dispusimo a echarles una mano en el montaje de los globos. Fue increíble ver como una inmensa masa de lona iba cogiendo formas gigantescas, mientras los quemadores no paraban de escupir ráfagas de fuego.







 Luego nos explicaron como iba a efectuarse el vuelo y empezamos a colocarnos dentro de la barquilla de mimbre. Fue verdaderamente sorprendente apreciar de primera mano como una estructura hecha de este material presta unas condiciones de extrema resistencia y solidez. 

Despegamos de una forma muy suave, casi imperceptible. A poca distancia, un segundo globo aerostático de la misma empresa nos acompañaría en nuestra fantástica travesía.




En poco tiempo las personas, los vehículos, los árboles y las casas se volvieron piezas de la más realista maqueta de coleccionista. Estabamos ganando altitud y la sensación de paz y tranquilidad era de lo más reconfortante.


 

Desde las alturas se apreciaban unas vistas naturales de toda la zona que te dejaban boquiabierto: los picos de los Pirineos cubiertos de un blanco puro y brillante, los estanques semicongelados, los estampados verdes y pardos de los campos, los caballos galopando por las praderas...






Jordi, nuestro piloto, nos amenizó el trayecto y convirtió todo el viaje en una divertida aventura. Nos explicó el funcionamiento de las distintas cuerdas y palancas que permiten que el globo pueda coger las diversas corrientes de aire. ¡Y también nos llevó a una altura de cerca de 3.000 metros!

El viaje duró más de una hora y aterrizamos en unos prados de Puigcerdá. El aterrizaje estuvo muy bien calculado y tomamos tierra a la primera y de forma muy placentera. Pocos minutos más tarde celebramos la experiencia brindado y con unos aperitivos. Un 4x4 nos llevó de nuevo al aeródromo, donde nos esperaba en el restaurante un almuerzo con productos locales. Todo muy exquisito. Os aviso que se trata de un almuerzo/ comida, del que saldréis bien llenos.




Surcar el cielo en globo es una experiencia mágica. Es soñar con los ojos abiertos y cumplir el deseo infantil que todo adulto mantiene de volar y sentirse libre. Una experiencia única que recordarás toda tu vida. 





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