Por excelencia se puede llegar a entender aquello que se efectua de manera sobresaliente, magnífica o en una alta estimación o calidad.
En realidad los orígenes del Coaching se remontan al mundo deportivo, en concreto con Timothy Gallwey y su libro "The Inner Game of Tennis". Tim descubrió que existían dos clases de juegos en una competición: el externo (técnica y destreza para golpear la pelota) y el interno (las creencias, miedos y motivaciones del jugador). Y experienció muy bien la importancia de ambos juegos para ganar los partidos.
Más allá del deporte, el Coaching puede aplicarse a cualquier área de la vida humana, y con el mismo grado de excelencia que en el de la alta competición.
La finalidad del Coaching recae en hacer que las personas puedan llegar a alcanzar el máximo potencial y rendimiento que reside en ellos/ as mismos.
Esto se logra a base de confrontar el coachee con su realidad o situación actual y hacer que tome conciencia y empoderamiento para conseguir sus metas. El empoderamiento es entendido como dar fuerza al cliente/ a para que avance hacia aquello que se propone.
La metodología que se aplica en el Coaching se sustenta en las propias bases de la excelencia, que son: obtener el máximo beneficio con la eficiencia en el uso de los principales recursos del coachee.
De aquí que el Coaching trabaje del presente al futuro y con un margen de sesiones que van de 6 a 12. Con estos parámetros cada sesión acaba resultando un paso hacia el futuro deseado del cliente, donde coach y coachee se entregan al máximo.
Los clientes pueden sorprenderse de todo el potencial que contienen, y de como este se va liberando a medida que avanza el proceso.
El símil más clarificador es el de aquel atleta que no sabe que puede llegar a ganar la medalla de oro hasta que descubre que todo está en sus manos (motivación, técnica, voluntad, recursos, apoyos...). Tu también puedes convertirte en un ganador de aquello que te propongas y el Coaching es una disciplina útil y eficaz en tu camino.
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