Llevaba tiempo con ganas de vivir una aventura en la que pasase miedo y escalofríos. Y todo llegó este pasado fin de semana, cuando Raquel me propuso vivir una experiencia única.
Pasamos una noche en la antigua mansión (casa de estilo indiano) de Ca'n Munt, en Teià. Ésta se encuentra al final de la riera de Teià, a los pies del cerro de Sant Mateu.
En medio de palmeras y eucaliptus centenarios, el edificio se cae a trozos y las malas hierbas lo han cubierto todo.
Esta antigua finca disponía de piscina, pista de tenis, mirador y de un refugio antiaéreo durante la Guerra Civil.
Como toda casa abandonada (y con un desgaste de más de 50 años sin inquilinos) son muchas las leyendas urbanas que proporcionan una áurea de terror al lugar. Una de las más conocidas es la del suicidio del padre de una adinerada familia burguesa, quien tras la bancarrota no pudo soportarlo.
Sea cierta o falsa la leyenda, esta casa es muy visitada por personas que buscan el misterio, espeleología urbana o pasar una noche de miedo como nosotros. A medida que los tres nos adentramos (nos acompañó una amiga de Raquel), fuimos viendo las inmensidades del inmueble.
El rugir del viento en el exterior ponía en alerta cada uno de nuestros sentidos. Incluso nuestro sexto sentido. Nuestra "intuición" nos decía que allí podía haber algo más. Ya fuera la propia imaginación proyectando falsas sombras movedizas, pasamos miedo y tensión. Una adrenalina adictiva.
Una vez salimos de la casa nos reímos de las caras de susto que habíamos tomado con nuestra cámara de fotografías.
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