miércoles, 16 de enero de 2013

Viaje histórico a Toledo y Cuenca

Fue en fechas de fiestas cuando visitamos la vieja ciudad de Toledo. Un viaje largo en coche junto a mi família y que resultó ser una experiencia totalmente didáctica.

Toledo es conocida como "La Ciudad Imperial" , por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como "la ciudad de las tres culturas", por haber convivido durante siglos entre sus murallas: los cristianos, los judíos y los musulmanes.


Uno de los elementos claves de la ciudad es el del río Tajo. 

En el interior de la ciudad quedan vestigios de los romanos, los visigodos, los musulmanes y de su relevancia como capital del reino. Edificios destacables para contemplar son: el Monasterior de San Juan de los Reyes y la Catedral de Santa María

Ya en su época contemporánea, Toledo se volvió más conocida por su Alcázar, símbolo de la Guerra Civil.


Y aquí es donde entra parte mi historia familiar. 

El padre de mi abuelo paterno, era militar de profesión. Había combatido en la Guerra de Marruecos o también conocida como Guerra del Rif (al final de su carrera alcanzó el grado de Comandante).


Durante la Guerra Civil Española estaba destinado como oficial de intendencia en el Alcázar de Toledo. Las fuerzas repúblicanas empezaron el asedio el 21 de julio de 1936. Y no fue levantado hasta setiembre, cuando llegaron los refuerzos del Ejército de África.

Conozco los hechos narrados por mi bisabuelo, ya que durante el asedio escribió un diario personal. Él no tuvo opción a elegir, ya que ya se encontraba en el fortín cuando se inició la sublevación. 

Los combates fueron muy duros, tanto por los proyectiles de artillería de la república, los bombardeos (hasta 35), y por la escasez de víveres (ya que el fortín no estaba preparado para tal resistencia).

En definitiva unas vivencias horribles, como cualquier conflicto armado, que quedaron impregnadas en los ojos de mi abuelo (adolescente) y de su família.

A la vuelta pasamos a ver las famosas Casas Colgadas en Cuenca. Éstas se encuentran el borde este de la ciudad antigua, situadas frente al río Huécar. En la actualidad alojan un mesón y el Museo de Arte Abstracto Español, de Cuenca.

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