A día de hoy la situación es la que es.
¿Cuántas veces dejamos que nuestra mente vuele hacia realidades catastróficas?
Muchas veces tendemos a lo peor, sin tener en cuenta el daño que nos estamos infligiendo.
No somos conscientes de esto, pero cuando nuestra mente empieza a pensar en situaciones que nos preocupan o que nos causan miedo, nuestro cuerpo también empieza a reaccionar como tal.
Por esta razón nos hacemos doble daño, ya que modificamos nuestro estado mental y corporal.
Yo no digo que no sea importante pensar en el futuro o en situaciones que nos preocupan, ¿pero hasta que punto lo que pensamos es verdadero?
Es decir, ¿tendemos a verlo peor de lo que es, o igual?
También existe la tendencia a olvidarnos del presente. Sí tenemos un buen presente hemos de valorarlo. Tener consideración por el momento actual. Si estás bien, estás satisfecho, no hace falta que tu mente divague hacia escenarios futuros catastrofistas.
Sí a día de hoy estás bien, preocúpate cuando tus miedos sean reales.
No crees un exceso de miedos. Quien sabe realmente si algún día van o no ha llegar.
Adáptate a medida que estos puedan o no acercarse o tomar forma. Pero si no es el caso, no hace falta que tu mente este continuamente en tensión.
Es importante valorar y dar más las gracias por lo que tenemos ahora, en el presente.