El Club de la lucha es una película del año 1999 basada en la novela de Chuck Palahniuk. Y tengo que confesar que es una de mis favoritas.
Me gustó tanto que cuando la vi que al día siguiente me fui a leer el libro gratuitamente en el FNAC. Luego por supuesto me lo compré.
La cinta fue dirigida por David Fincher y está protagonizada por Edward Norton, Brad Pitt y Helena Bonham Carter.
La historia trata sobre un hombre el cual se haya aburrido con su profesión de inspector de seguros, por lo que acaba fundando el "club de la lucha". Este club clandestino cuenta con Tyler Durden, un vendedor de jabones el cual dispone de una particular filosofía.
Pese a ser una obra que no gustó en sus primeros años luego se convirtió en todo un film de culto.
Escribo este artículo porque hace poco la volví a ver en televisión y hubo una escena que me hizo pensar.
Cuando todos se encuentran en el sótano, Tyler da un discurso que dice así:
Miro a mi alrededor y solo veo caras nuevas, silencio, significa que muchos habeis violado las dos primeras reglas del club. Quiero en el club de la lucha a los más fuertes y más listos de la zona.
Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas
La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos y eso hace que estemos, muy, muy cabreados.
Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas
La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos y eso hace que estemos, muy, muy cabreados.
Entonces pensé si la generación X (de los 60 a los 80), tenía tal situación, creo que mi generación (generación paréntesis) está mucho peor.
Porque nosotros SÍ hemos vivido una gran depresión.
Porque nosotros SÍ que hemos vivido las guerras y revoluciones del nuevo siglo.
Pero volviendo a la película, está deja ir frases y diálogos que son verdaderas perlas contra el consumismo y el capitalismo feroz en el que vivimos.
Por ejemplo:
¿Entonces qué somos?
Sólo somos consumidores.
Exacto, el producto secundario de una obsesión con el nivel de vida.
Los asesinatos, el crimen, la pobreza, me tienen sin cuidado.
Lo que me molesta son las revistas de celebridades, TV con 500 canales, calzones con el nombre de un tipo. Rogaine, Viagra, Olestra.
Al carajo con tus sofás y sus patrones de franjas Strinne.
Yo digo que nunca estés completo.
Yo digo que dejes de ser perfecto.
Yo digo que hay que evolucionar.
Pase lo que pase.
Sólo somos consumidores.
Exacto, el producto secundario de una obsesión con el nivel de vida.
Los asesinatos, el crimen, la pobreza, me tienen sin cuidado.
Lo que me molesta son las revistas de celebridades, TV con 500 canales, calzones con el nombre de un tipo. Rogaine, Viagra, Olestra.
Al carajo con tus sofás y sus patrones de franjas Strinne.
Yo digo que nunca estés completo.
Yo digo que dejes de ser perfecto.
Yo digo que hay que evolucionar.
Pase lo que pase.
O este otro ejemplo:
No somos nuestro trabajo. No somos nuestra cuenta corriente. No somos el coche que tenemos. No somos el contenido de nuestra cartera. No somos nuestros pantalones. . . Somos la mierda cantante y danzante del mundo.
Y termino con esta frase:
"Lo que posees acabará poseyéndote".
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