miércoles, 14 de agosto de 2013

Recuerda

Hoy estás vivo, mañana quizás no. 

Si hoy fuera tu último día, no lo vivirías como lo harás hoy.

¿Qué marca la diferencia?

¿Qué es lo que hace que hoy sigas la rutina?

¿Cómo sería tu día si supieras que será el último?

Date cuenta de algo curioso.

Si hoy fuera tu último día.

¿Te importaría todo aquello que te ha estado atormentando?

¿Seguirías dando sentido a todas las críticas y juicios que te han lanzado?

¿Serían relevantes todas tus manías, excusas y medios?

O tal vez, te olvidarías de ellas y vivirías un último día siendo realmente tu mismo/ a. 

Sin máscaras, tensiones ni preocupaciones.

Nada tendría la importancia de antes.

Las auténticas prioridades ganarían al fin sentido y aflorarían a tu mente reprimida.

Sentirías la urgencia. 

Sí, la auténtica necesidad de cumplir con lo que es importante para ti.

¿Y sabes qué?

Nada te lo impediría, porque no tendrías miedo. 

No tendrías miedo a fracasar, a ser juzgado, a ser dañado,... porque mañana ya no vivirías para contarlo. Nada podría ser peor....

Fíjate en las personas que han estado cercanas a la muerte. 

Para ellas siempre ha sido una bendición. Un simulacro, o una prueba de fuego. Un volver a nacer. No hay ninguno/ a que vuelva a ser el mismo/ a.

Haber vivido un suceso de tal cariz, es como activar una alarma. 

Una limitación temporal, que te indica y te hace ser consciente de que se acaba el tiempo.


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