Tras pasarme un verano trabajando en una heladería este fin de semana regresé para tomarme algo en el establecimiento.
Que sorpresa al reencontrarme con algunos trabajadores del sitio.
Estuvo bonito volver a ver algunas caras, aunque el propio lugar me traslada también a escenas de mucho trabajo.
Hacía el turno nocturno el cual iba de las seis de la tarde a las dos o tres de la madrugada.
De aquella experiencia aprendí muchísimo ya que nos hayabamos en medio de las Ramblas de Barcelona.
Continuamente podía ver los espectáculos callejeros, los carteristas, los vendedores ambulantes, los turistas, los relaciones públicas de las discotecas, los trileros, algunas estatuas humanas... Todo un microsistema.
A lo largo de todo un verano vi pasar despedidas de solteros/ as, celebraciones del Barça, manifestaciones, altercados...
Ahora con el paso de los años tengo una imagen más equilibrada de la faena.
Aprendí más que un oficio... sobre la picaresca y el que es realmente vivir en una ciudad.
Aprendizajes sobre la vida que quedan y sirven para otros retos y escenarios futuros.
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