En la residencia donde trabajo hay una frase escrita en un mural que me gusta mucho.
Es una frase sencilla pero poderosa, dice así:
"El arte de envejecer es el arte de conservar la esperanza".
Creo que el valor de la esperanza es una de las mayores fuentes de la que disponemos los seres humanos para vivir y ser felices.
A lo largo de la vida existen momentos de flaqueza, de crisis, de bajones... pero si mantenemos la esperanza de un futuro mejor, puede ésta convertirse en un salva vidas para nuestro presente.
Nadie haría cambios en su vida si no tuviera un mínimo de esperanza, de ilusión por creer que las cosas van a ir bien. Piénsalo.
Creer en un mismo y en los demás.
Que todo aquello que queremos va a convertirse en realidad y que saldremos bien parados.
La esperanza es lo último que se pierde, y es verdad ya que sin esperanza nos quedamos sin nuestro último flotador.
Sería como estar a la deriva sin ninguna sujeción en medio del océano, en medio de las inclemencias de la mar.
Por esta razón si sólo pudiera dar un consejo a alguien que realmente lo está pasando muy mal, le intentaría insuflar esperanza. Le diría que hiciese un esfuerzo por pensar que aunque sea poco a poco y en pequeñas dosis, las cosas van a ir a mejor.
Fe en que las cosas se van a solucionar, que van a mejorar.
Nadie sabe como va a ir el futuro, pero el hecho de creer en que "sí va a ir bien", ya es un primer paso hacía la dirección correcta.
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