sábado, 1 de junio de 2013

La meva iaia

Mi iaia era la persona más dulce que he conocido nunca. Ella ha sido y continua siendo, en mi corazón y en mi memoria, una de las personas más especiales e importantes de toda mi vida. Mis primeros recuerdos se encuentran asociados a mis padres y a ella.

Mis abuelos vivían en una casa en el mismo pueblo que yo, en el Masnou. Era una casa con jardín grande y piscina. Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza, son de cuando tenía unos 5 o 6 años.

Recuerdo mi madre o mi padre dejarme en su casa, y ella con un caluroso abrazo y muchos besos, me daba la bienvenida. Me preparaba la merienda, y luego yo me tumbaba en el sofá del comedor, un sofá que siempre recordaré por su estampado de flores, viendo la televisión o leyendo un libro de cuentos.


Entonces venía ella y me tapaba con la manta, una manta de color rosa que me encantaba, y se acurrucaba a mi lado.

Son recuerdos de lo más tiernos. Ella era muy cariñosa conmigo, me tenía en muchísima estima. También me vienen recuerdos de cuando me sentaba a la mesa y nos poníamos a dibujar.

Ella tenía una forma muy graciosa de realizar los bocetos, pocas veces lo que dibujaba se parecía al modelo original. Me encantaba dibujar monstruos, animales o paisajes para luego enseñárselos. 

También me acuerdo del verano...

¡Oh aquellos veranos en casa dels avis¡ Lo que daría por volver a esa época.

Cuando nos bañábamos con mis primas en la piscina. Y luego se incorporaban mi abuelo y mi abuela. También estaba mi tío, mi tía y mis padres. Que recuerdos más felices.


Al salir de la piscina, la iaia nos había preparados a todos polines para refrescarnos. Me lo pasaba genial jugando a lanzarnos la pelota en el agua o a subirnos encima de las colchonetas.

Luego fueron pasando los años, y me tiré casi toda mi infancia, tardes y noches en casa de mis abuelos. Salía de la escuela y mis abuelos me venían a buscar. El coche de mi abuelo era su antiguo taxi, un coche  de color negro, grande, pero que aún  tenía fuerza y arranque en sus motores.

Cada tarde sólo al entrar en el coche me daban una tarta de manzana o unos bollitos con chocolate. Me cuidaban muchísimo.

Al llegar a su casa, me ponía a  ver los dibujos y luego empezaba con los deberes del colegio. Ella siempre estaba a mi lado. Me viene a  la cabeza estando haciendo las tareas de matemáticas, y ella a mi lado con una libreta ayudándome con las operaciones.

Por la noche, también la gran mayoría de las veces me quedaba a cenar en su casa. Me preparaba siempre platos riquísimos. Mi abuelo sentado en el medio, y mi abuela al otro lado, solíamos ver las series preferidas de mi abuelo como: "Hércules", "Xena" o "Walker". También muchas veces les daba la tabarra para poder ver los "Simpson".

Y algunas noches me quedaba incluso a dormir. La casa no tenía calefacción, así que mi abuela me ponía un montón de mantas en la cama para que no pasara frío. Y sin olvidar un buen vaso de leche caliente.

Gran parte de mi vida ha transcurrido en esa casa, pasando muy buenos momentos. Si soy sincero no he tenido ningún mal momento que pueda realmente recordar de allí. Para mi ese lugar, y esas experiencias son de pura felicidad.

Mi iaia siempre estaba allí, para mostrarme todo su amor y comprensión. Estoy contento de haber podido pasar con ellos sus últimos años de vida, visitándoles tanto como pude.

Mi iaia me quería hasta el infinito, y yo a ella. La echo mucho de menos.