Exterior de la discoteca Revolutions en Lloret de Mar.
Viernes noche, me encuentro en un bar tomando algo a la espera de la llegada de mi amigo lusitano. El calor veraniego provoca que sea una noche con ganas de salir y pasarlo realmente bien.
Una vez éste entra en el bar, tomamos algo refrescante y charlamos un rato. Estamos haciendo tiempo para ir a descubrir alguna nueva discoteca o alguna nueva zona de ocio en que aún no hayamos puesto el pie. Durante la conversación surge el nombre de Lloret de Mar.
Ya tenemos un destino. El recorrido es largo pero tenemos mucho de que hablar.
Cogemos la autopista y por la forma de conducir de mi amigo deduzco que ha hecho muchos kilómetros a lo largo de su historia como conductor. Sin ir más lejos volvió hace menos de una semana de pasar sus vacaciones en Croacia yendo él sólo en su propio coche.
Llegamos sobre la 1. Es increible hemos hecho más de 80 kilómetros en cosa de alrededor de 40 minutos. Por lo visto se conoce muy bien los sistemas de control y seguridad vial.
Una vez en las calles de Lloret, una emoción y frenesí empieza a recorrer nuestro sistema nervioso. Todo está lleno de luces que parpadean y deslumbran. Todas con la intención de clamar por tu atención y atraerte a sus más brillantes salas de baile. La música y la gente llenan el sonido de fondo.
La imagen es la de un pueblo mucho más grande que Calella con una calle principal. Es una zona donde la gente no duerme, o al menos los turistas y los que salen de fiesta. Un lugar donde puedes continuar la diversión toda la noche o incluso ir a comer cualquier cosa en cualquier momento que te apetezca.
La elección de la discoteca se hace difícil puesto que hay tanto donde elegir. Por lo visto mi amigo conoce varios promotores y gente de la noche así que tras comparar un poco las ofertas nos introducimos en Revolutions.
Revolutions es una de las discotecas más grandes de la ciudad en donde la afluencia de turistas alemanes es increiblemente grande. El precio de la entrada es de 15 euros con dos consumiciones. Es un poco caro pero vale la pena ya que por dentro el tamaño del recinto no tiene nada que envidiar al de otros clubs.
Una vez dentro toda una maraña de cabezas rubias y con bronceados más cercanos al blanco que al oscuro, se mezclan en una multitud que empieza a notar los efectos del alcohol. Las canciones house-techno de procedencia germana son continuas. Bailamos, reímos y nos hacemos amigos de un grupo de argentinos e italianos. Se ve que no todo es puramente alemán. Los espectáculos de luz y humo son increibles.
Un ambiente muy confortable y atractivo que debemos abandonar ya que nos percatamos de que se está formando una tormenta. Tratamos de regresar a duras penas con una lluvia que nos cae encima como si el fin del verano estuviera ya cercano.
Nos hemos quedado con muchas ganas de visitar otros clubs de los cuales hemos oído muy buenas referencias. Pero por otro lado esto nos servirá como excusa para regresar en otra ocasión.
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