Carnaval: noche de risas y disfraces

Este Carnaval ha sido un perfecto "break" de la rutina del trabajo y de los estudios. Tenía pocas intenciones de disfrazarme y de salir, pero al final mi pasión por los disfraces y por las celebraciones acabó por decantar la balanza.

Así que que busqué en todos los cajones y armarios de la casa para intentar disfrazarme de algo que fuera lo suficientement simple y fácil. Hacía escasamente un mes que había leído y visto la película "American Psycho". Así que lo pensé poco.

El guión narra la historia de Patrick Bateman, un joven yuppie americano al cual las cómodidas de Wall Street no le son suficientes.  Un día descubre una profunda y oscura pasión por cometer crímenes, siempre manteniendo la máscara de su posición social. Lo impactante de la novela y de la película, es precisamente esto, el contraste que se produce con la típica imagen del "serial killer" que vive en una granja solitaria en Tejas o en un pueblo perdido de California.

Para ello sólo tuve que peinarme al estilo mafioso italiano (engominado hacia atrás), ponerme el traje que utilizo habitualmente para trabajar, una máscara facial de gel antinflamatoria (como la que usa el protagonista para mantener su apariencia de "metrosexual"), y un cuchillo de plástico al que le apliqué una capa de sangre falsa.

Ya por la noche, salí con unos colegas del pueblo a cenar a un restaurante japonés en Barcelona. Con el estómago lleno, decidimos salir a tomar algo y a hacer unas risas. 

De camino a la discoteca Hyde Club nos encontramos con dos chicos de Canarias que estaban de vacaciones en Barcelona. No sé que tiene la gente de Canarias pero son la fiesta en persona. Estuvimos riéndonos toda la noche. 

Cuando ya eran pasadas las cuatro decidimos volver para casa, no sin antes recibir la invitación de pasar este verano en Tenerife, y quien sabe si el próximo carnaval lo pasamos en bañador.