Después de recibir peticiones de algunos lectores y lectoras para que escriba más contenidos sobre temas psicológicos y relacionados con el Coaching, hoy os muestro algo que puede sernos muy útil en nuestro día a día.
Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos pasan por nuestra mente miles de pensamientos. Algunos tienen que ver con aquello que estamos haciendo, otros con lo que haremos y algunos sobre asuntos pasados. La valoración que hacemos es totalmente subjetiva, y seguro que si te paras y lo piensas bien, descubrirás mucho más sobre éstos.
¿Son pensamientos que te aportan algo bueno, algo malo o simplemente son neutros?
Según la Psicología Cognitiva-Conductual, las distorsiones del pensamiento nos causan aflicciones y bloqueos que nos dificultan el llevar una vida amena. Estos errores de procesamiento se deben a que las personas solemos centrarnos en informaciones incompletas o inapropiadas, que nos llevan a generar conclusiones ilógicas, inferencias poco precisas o predicciones sin ninguna clase de respaldo.
Los errores de pensamiento más comunes son:
- Leer la mente/ saltar directamente a las conclusiones: generar una conclusión de forma definitiva sin la información apropiada. Por ejemplo: Ver alguien reír y pensar que se está riendo de mí.
- Pensamiento de todo o nada: evaluar experiencias en base a extremos. Por ejemplo: Él o ella siempre lo hace todo bien.
- Culpa: no tomar responsabilidades y culpar a alguien o a otro elemento externo respecto al problema. Por ejemplo: La culpa es de mi compañero, no me recordó que tenía que enviar el informe.
- Personalización: tomarse los sucesos como personales. Por ejemplo: Si la presentación de mi equipo es rechazada será todo culpa mía.
- Predecir el futuro: asumir que siempre sabes lo que te depara el futuro. Por ejemplo: Ya sé que la semana que viene me va a ir mal en el trabajo.
- Razonamiento emocional: confundir los sentimientos con los hechos. Por ejemplo: Estaba muy nervioso, eso quiere decir que la entrevista habrá ido mal.
- Etiquetar: poner etiquetas o puntuaciones globales para describirte o describir a los demás. Por ejemplo: Soy un inútil. Como suspendí el examen, no soy una persona inteligente.
- Exigencias: incluir en tus frases (verbalmente o mentalmente) pensamientos rígidos en forma de expresiones como "deber", "tener"... Por ejemplo: Debería haberme exigido más. Ella tendría que haberse quedado una hora más.
- Magnificar: aumentar la gravedad y la importancia de los sucesos. Por ejemplo: La reunió que organicé fue la peor de toda mi vida.
- Minimizar: reducir la parte que uno juega en una situación. Por ejemplo: Debía ser un examen fácil ya que saqué una nota muy alta.
- Baja tolerancia a la frustración: reducimos nuestra tolerancia a la frustración diciéndonos frases que no nos motivan. Por ejemplo: No puedo. Esto me supera. Es demasiado difícil para mí.
- Falsedad: creer que serás visto por los demás como un farsante o un impostor. Por ejemplo: Si mi trabajo no sale bien los demás pensarán que soy un fraude.
La mejor forma para hacer frente a estos pensamientos es: escribirlos en una hoja cuando aparezcan, ignorar de vez en cuando la voz crítica interna, encontrar el matiz de grises (más allá del blanco y del negro), preguntar a los demás que piensan, olvídarse de las etiquetas y de las exigencias, buscar pruebas y elementos que intervengan en una situación de conflicto.
¡Espero que este artículo os ayude a ver vuestros pensamientos desde otro punto de vista!
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