Esta frase fue pronunciada por Tom Morey, el inventor del Bodyboard y creo que es una perla de sabiduría para llegar a ser feliz.
La familia no la elegimos, pero los amig@s sí. De aquí la posibilidad de buscar y rodearse de gente con los mismos gustos, ideales o formas de entender la vida.
En primer lugar para ampliar tu círculo de amistades tienes que ser consciente de lo que realmente te llena y apasiona. Esto va mucho más allá de la típica expresión de: "no sé, lo mismo que todo el mundo" o "de todo un poco".
Seguro que hay algo que a ti te encanta, te apasiona, te vuelve loc@, y esto ya te hace ser un poco más distinto de los demás.
Una vez identifiques estos elementos es hora de buscar gente con quién compartirlos. La mejor forma es pasando a la acción y practicando o realizando aquello con lo que tanto disfrutas.
Por ejemplo si tu pasión es viajar, viaja. En el transcurso de la aventura seguro que conocerás gente con la que entablar una buena amistad.
Si te gusta la escalada, escala y allí también hayarás gente como tú. Si lo que te encanta es bailar, apúntate a un club o escuela de baile. Verás lo rápido que encuentras un grupo de amig@s.
No te limites, el mundo es mucho más grande que tu barrio o tu localidad. Abre tu mente y multiplica tus opciones y posibilidades.
Yo tengo amig@s en distintos puntos del planeta. Amistades que no hubieran sido posibles si me hubiera limitado a no expandir mi círculo social y mis creencias.
El resultado: un enriquecimiento sin precio que me ha permitido crecer como persona, descubrir muchísimo acerca de los demás y de otras culturas y sobretodo pasarmelo genial.
¡Si tienes dudas, arriésgate! Sal allí fuera. Tienes mucho que ganar y sólo muy poco que perder. Por ejemplo puedes empezar por perder la vergüenza.
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