jueves, 1 de noviembre de 2012

Niveles de evolución

Hace dos años conocí en persona a Albert Casals, aquel chico con el pelo azul que va en silla de ruedas, y que ha dado la vuelta al mundo sólo y con menos de un euro al día.

¿Sorprendente no?

De esa conversación aprendí muchas cosas. La primera, me dí cuenta de que Albert con sus 22 años, es una persona sabía. Sabía como cualquiera hombre o mujer de 80 o 90 años. Y es que la sabiduría, a mi entender, es la acumulación de experiencias.


Os cuento como fue la charla:

Era una tarde de finales de agosto, principios de setiembre. Yo llegaba tarde a mi trabajo en un puesto de helados (trabajo de verano para pagarme los estudios). Entonces fue cuando lo vi, yo cruzando a toda prisa por en medio de la Facultad de Historia y Filosofía de Barcelona, y él allí haciendo trucos de magia a una pareja de estudiantes.

No hacía ni una semana que acababa de devorar sus dos libros, y allí lo tenía. No podía casi creermelo. Después de leer todas sus aventuras y peripecias, ahora tenía la oportunidad de conocerllo.

Me acerqué y lo primero que recibí fue una gran sonrisa. Su voz alegre y veloz transmitían esa energía y felicidad propia de los niños más pequeños.

Hablámos un poco de sus viajes y de sus estudios de filosofía en la universidad. Me habló del miedo, como el gran bloqueador  o limitador de las esperanzes y sueños de las personas. El miedo en el fondo es relativo. 

Me contó que en su caso el mayor miedo sería el de morirse en cualquiera de sus viajes, pero el precio de vivir su vida como el quería le compensaba. Ya sabía el que era estarse en la cama de un hospital durante años sin poder salir. Cualquier cosa que le pudiera pasar no era peor que volver a lo que ya vivió.

Y luego salió el tema del dinero. Le conté que tenía un profesor que quería organizar unos coloquios para emprendedores sociales. Este tenía la intención de contratar a Albert y pagarle por ello. 

Su respuesta fue clara y sencilla, el dinero es un medio, no una finalidad. "Yo no hago las cosas por el dinero, sinó porqué disfruto haciéndolas". Me dijo que había estado en sitios en donde el dinero no tiene el mismo valor que nosotros le damos, y en donde se puede vivir sin él.

Yo le respondí, que el dinero podía servir para ayudar a la gente, por ejemplo se podían montar ONGS, o proyectos sociales. Le puse un ejemplo de una ONG para trabajar por el medio ambiente plantando árboles. 

Albert me respondió: si tu quieres plantar árboles, sal y plántalos, no esperes a que llegue el dinero. Si tu quieres ayudar a alguien, ayúdale. Palabras sencillas pero poderosas.

La lástima fue que sólo dispuse de media hora debido a que mi turno ya hacía diez minutos que había empezado.

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