A nadie le gusta recibir una crítica, reprimenda o amonestación (esto es algo compartido), pero estas a veces son necesarias.
¿Existen formas para qué la persona no se las tome a mal?
La respuesta es "sí". Y además con este método, la persona encima se quedará con un buen sabor de boca.
¿Cómo lo hacemos?
El método correcto es seguir la estructura de un bocadillo.
Primero empezaremos por un elogio o un aprecio.
Por ejemplo:
"Fulanito/ a, tu rendimiento en la empresa en estas dos últimas semanas ha sido muy bueno, además veo que la relación con tus compañeros/ as ha mejorado".
Luego llega el momento de la crítica (constructiva); mejor obviar la palabra "pero".
Por ejemplo:
"Si bien es cierto, hay momentos en que tus distracciones causan algunos retrasos en la entrega y comunicación de los pedidos".
En último lugar se termina con palabras de aprecio y de apoyo.
Por ejemplo:
"Esto es algo que con tu gran capacidad de organización seguro que podrás resolver. Esperamos mucho de ti, y todos estamos muy satisfechos con tu labor".
Resultado: la crítica ha sido realizada, y la persona no ha tenido en nigún momento la sensación de ataque o reprimenda. Todo lo contrario, está más animada para rectificar sus fallos y mejorar en su labor.
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