sábado, 9 de febrero de 2013

Valor...


Hay que tener mucho valor o mucha inconsciencia para llegar a hacer lo que hice una tarda de sábado con 15 años.

Habíamos organizado una fiesta por la tarde con un grupo de amigos y amigos en mi casa. Aunque no teníamos la edad, conseguimos algunas botellas a escondidas de nuestros padres.

Yo en esa época estaba empezando como disckjockey y pusé los platos y los altavoces en el comedor.

Lo estabamos pasando en grande, y las horas pasaron. 



Entonces para cambiar de ambiente decidimos irnos a una discoteca que estaba a dos pueblos de distancia. Para ello teníamos que coger un tren, ya que habíamos perdido el autobús.

Cuando llegamos a la estación de tren pasamos al otro andén y decidimos esperar allí. Pero resulta que por sorpresa vimos como el bus que te dejaba directamente en la discoteca había aparcado al otro lado de la estación de trenes. Decidimos rápidamente volver a cruzar el paso subterraneo para llegar a él.

Pero el momento fatídico llegó cuando una de nuestras amigas, la cual iba un poco alterada decidió cruzar directamente las vias del tren. Ella se precipitó y se desplazó hacia el otro lado de las vías.

Fue un shock para todos, ya que podíamos apreciar como el tren que estaba en la otra estación se acercaba hacia nosotros.

Los pitidos de alerta del tren eran constantes.

Sin dudarlo bajé y con todas mis fuerzas y energías empuje a la chica para sacarla de las vias.

La gente del andén no paraba de chillar. Mis otros amigos, atrás, también me decían cosas.

Luego subí lo más rápido posible. 

Y el tren pasó con un intervalo de unos 20 segundos. 

Esa experiencia me enseñó mucho sobre mi mismo. Me descubrió una faceta de valentía, coraje y locura que podía serme útil en situaciones críticas.

La chica al día siguiente ya recuperada me dió las gracias por todo.