miércoles, 13 de febrero de 2013

Vampiros psíquicos


Cuando tenía 18 años conocí a un verdadero vampiro psíquico. Aquí os relato mis vivencias y como conseguí clavarle una estaca.


Para que os hagáis una idea, os dejo a continuación una breve introducción y definición acerca de que son estos individuos:

"Mucha gente que anda por el mundo practica el fino arte de hacer que otros se sientan responsables y hasta en deuda con ellos sin causa alguna. Los vampiros psíquicos son personas que privan a otros de su energía vital. Este tipo de persona puede hallarse en todos los niveles de la sociedad. No sirven para nada útil en nuestras vidas, y no son ni objetos de amor ni amigos verdaderos. Sin embargo, nos sentimos responsables por el vampiro psíquico sin saber por qué."

¿Hay una persona que llames o visites frecuentemente? Aunque realmente no quieras hacerlo porque sabes que te sentirás culpable si no lo haces? O bien, ¿te encuentras haciendo favores constantemente para alguien que no te lo pide de frente, sino que te lo insinúa? La mayoría de las veces el vamprio psíquico utilizará psicología inversa diciendo. "Oh, no podría pedirte que hicieras esto". Y tú, en respuesta, insistirás en hacerlo. El vampíro psíquico nunca pide algo de ti. Eso sería demasiado osado y presuntuoso. Simplemente dejan que sus deseos sean conocidos de maneras sutiles que evitarán que se les considere una plaga. Ellos nunca pensarían en imponerte algo y siempre estarán felices y dispuestos a aceptar voluntariamente lo que les des, sin la mejor queja, aparentemente.

Sus pecados no son de hecho, sino de omisión. No es lo que dicen, sino lo que no dicen, lo que hace que te sientas responsable por ellos. Son muy cuidadosos como para hacerte una exigencia, porque saben que te ofendería, y tendrías una razón tangible y legítima para negársela."

Mi vivencia personal empieza en el momnento en el que conocí a un joven de unos 24 años.  Era una persona con un círculo de amigos muy reducido y que parecía sufrir y estar pasándolo mal. Mi vena de persona bondadosa y comprometida no tardó en salir, y me ofrecí a compartir tiempo y energía con él. Me invitó a ciertos espectáculos y eventos y parecía como una relación amistad normal y corriente.

Pero con el tiempo fue sacando los colmillos. Cada vez eran más sus llamadas y mensajes para quedar y hacer planes. Era aparentemente una amistad que quería estar más presente, pero había un punto que rozaba lo obsesivo. Me dificultaba las relaciones con otras personas y sus favores o muestras de mi apoyo eran más frecuentes.

Llego un momento en que su presión fue insoportable. Me absorbía en todos los niveles, como un virus.

Lo fuerte era que no hacía caso de las advertencias de los demás, hasta que al fin pude reconocer su auténtica naturaleza. Tardé un año, pero al fin lo descubrí.

Comprendí quien era realmente, sus métodos y tácticas, y lo devastador que estaba siendo en mi.

Mi consejo es el siguiente:

Cuidado con cualquier persona que parezca no tener amigos de verdad y sin interés aparente en la vida (excepto en ti). Lo más seguro es que te diga que es muy selectivo con sus amistades, o que no hace amigos facilmente debido a que sus parámetros son muy altos a la hora de escoger amigos. Se apresurará a añadir que tú llenas todos los requisitos y que verdaderamente eres una sobresaliente excepción  (de los pocos dignos de tu amistad).

Hay que aprender a decir no. En el momento en que logré rechazar sus invitaciones, su llamadas y emails su verdadera naturaleza se descubrió. Primero se mostró desolado con el propósito de volver a activar en mi los valores de compasión y de solidaridad. Y cuando vio que no funcionaban se mostró agresivo y destructivo. Llevo a cabo una campaña en mi contra. Pese al dolor de esta, la gente pronto se dió cuenta de que no era cierta, y también descubrieron al vampiro.

No desperdicies tu tiempo con personas que quieren destruirte, concéntrate en quienes aprecian tu responsabilidad hacia ellos y de la misma manera, ellos hacia ti.

(Metafóricamente, fue una forma de destruir mi alter ego).