Las personas somos seres responsables, libres y llenas de recursos o al menos esto es lo que se diría de alguien quien está emocionalmente cercano al equilibrio.
En realidad el equilibrio o la estabilidad mental puede surgir de estas tres condiciones.
Sí tu eres responsable de tus pensamientos, emociones y actos puedes aceptar tu libertad.
Los bloqueos, las limitaciones y los frenos pierden poder. Eres más capaz y estás más preparado para todo lo que ocurra.
Y esta libertad y responsabilidad a la vez te lleva a poder ver y apreciar el gran número de recursos, herramientas y utensilios que dispones en tu vida, para poder así hacer frente a cualquier reto o dificultad.
Tu dispones de todo esto y mucho más. Se encuentra en las bases de todos los seres humanos. El raciocinio nos permite llegar a tales conclusiones de responsabilidad, libertad y recursos.
Lo único que ocurre es que en ciertos momentos de nuestra vida podemos sentirnos perdidos y dudar de estos tres elementos.
Es en estas ocasiones cuando perdemos de vista nuestras responsabilidades, dejando que los elementos externos nos dominen. Ponemos el acento en aquello que va más allá de nosotros. Echamos las culpas a los otros.
Perdemos el norte sobre nuestra libertad, sintiéndonos esclavos del destino y de los sucesos.
Y no vislumbramos más allá de un puñado de opciones, acciones o alternativas. Aquí el miedo puede jugar un gran papel.
Pero si levantamos la cabeza, alzamos la vista y nos ponemos firmes podemos revertir todo esto.
Podemos al fin retomar las riendas de nuestras vidas, igual o con más fuerza que cuando las soltamos.
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