Aristóteles Onassis fue un magnate que llegó a convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo.
Fue dueño de la isla Skorpios, un lago, además de uno de los yates más lujosos del mundo "El Christina", una compañía aérea, la "Olympic Airways" y armador de una de las compañías navieras más importantes del mundo.
El 1970, unos años antes de su muerte, en una entrevista reveló algunos de sus secretos:
1.- Cuida tu cuerpo. Haz de él lo mejor que puedas. No te preocupes por los defectos. Nadie es tan feo como se imagina que lo es.
2.- Come ligeramente y mantente apartado de los vinos y las comidas abundantes cuando se tiene que hacer trabajo.
3.- Espera hasta la noche, cuando se dispone de más tiempo y se ha terminado el trabajo del día.
4.- Ejercítate y mantente en buenas condiciones (yoga, judo).
5.- Mantente bronceado, aunque tengas que utilizar la lámpara (el sol en invierno es dinero).
6.- Una vez hayas cuidado tu aspecto físico, establece un modo de vida con éxito. Vive en un edificio elegante, aunque tengas que alquilar una habitación en el ático, donde te puedas codear con personas ricas y de éxito en los pasillos y ascensores. Frecuenta los cafés de lujo, aunque sólo puedas tomar tus bebidas a pequeños sorbos. No tardarás en darte cuenta de que mucha gente con dinero se siente muy sola.
7.- Si te falta dinero tómalo prestado. Y no pidas nunca préstamos pequeños; pude prestadas grandes cantidades, pero devuélvelas siempre con rapidez.
8.- Guarda tus problemas para ti mismo y haz creer a la gente que lo estás pasando estupendamente.
9.- No duermas demasiado o te despertarás con un fracaso (3 horas menos cada noche, al año equivale a un mes extra para lograr tu éxito).
10.- Si aspiras a conseguir el éxito, no malgastes tu tiempo leyendo las cosas que han hecho otros. Es mucho mejor vivir la propia vida que preocuparse de lo que han hecho los demás.
11.- Ten el coraje de afrontar los riesgos.
Aunque uno de sus trabajadores en el yate afirma que su mayor secreto era su preparación frente al espejo. Cuando Onassis tenía que convencer a alguien o afrontar una negociación complicada, se pasaba horas y horas delante del espejo preparándose cada palabra y las posibles respuestas de su interlocutor. De esta manera siempre acababa convenciendo a los demás.
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