Llevaba ya tiempo con la idea gestándose en mi cabeza. Le daba vueltas y más vueltas, pero me faltaban dos cosas.
La primera era un nombre y la segunda como llevarlo a la práctica.
Voy a empezar por la segunda parte.
Todo el mundo tiene ideas en su cabeza. Aunque existan sujetos que te mencionen que nunca han tenido una idea buena en su vida, esto es mentira, todo el mundo ha tenido ideas más o menos buenas.
El problema, la dificultad o el reto siempre se ha encontrado en el paso de la transformación. Es decir, de como pasar de una idea a una realidad.
Esto es lo más difícil de todo.
Yo lo llamo el ejemplo del avión de papel. Como pasas de la idea de hacer un avión a tener un avión de papel.
Parece fácil pero no lo es.
Aunque aún es más difícil ponerle un nombre (primera parte).
Esto es como en las novelas cuando un autor acaba de escribir y es entonces cuando tiene que escurrirse la sesera para poder hayar un título que este al nivel de su obra.
En mi caso el nombre de la asociación vino de forma bastante rápida.
Mi madre estaba leyendo una novela, en la cual el protagonista acudía a una especie de centro/ refugio donde recibía una ayuda diversa.
Estaba clarísimo, nuestro proyecto nacería con el nombre de REFUGI (refugio en catalán), y sería bastante parecido al de esta novela.
Un espacio donde cualquier persona pudiera recibir ayuda en el ámbito de la salud mental, emocional y corporal.
Así quedó y aún sigue el nombre y el proyecto ... creciendo paso a paso y albergando cada vez a más personas y más ilusiones.
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