sábado, 12 de octubre de 2013

Bar la Calandria


Las memorias de este renacuajo se remontan con la imagen de una fresca y a la vez reluciente tarde de primavera. Es el año 2007 y la crisis es tan sólo un espejismo inimaginable para el gran conjunto de la población. Cualquier mero rumor o fatídico vaticinio es acallado de inmediato etiquetando a su responsable de alarmista sin fundamentos.

Me hallo en el bar de mi pueblo, lugar de encuentro más que habitual para mi grupo de amigos. En una doble mesa acoplada hay esparcidas dos barajas de cartas españolas, tres cafés, dos Coca-Colas, un Aquarius, dos paquetes de Marlboro, uno de Camel,  (con la nueva ley a mis amigos les tocar ir a fumar afuera), un par de encendedores y tres móviles, pero nada que ver con los actuales "smartphones".

Se trata de un día cualquiera entre semana. Podría ser un martes, un miércoles o tal vez un jueves. 

Pasan pocos minutos de las seis, una hora justo en el medio, ni demasiado tarde ni demasiado pronto. Y os podéis preguntar como es nuestro día a día. Pues bien, es una rutina bastante parecida a la siguiente: por la mañana al instituto, Anna, Merxe y yo estamos en el último curso de Bachillerato, Marc en la facultad, Xavi con el F.P. y Christian como camarero y con unos cursos de informática; al mediodía comemos en casa o en nuestros propios centros de estudios; las tardes en nuestro bar de siempre; y los fines de semana alternamos el salir por el puerto de nuestro pueblo, o con las carpas o discotecas de los pueblos cercanos. También nos gusta pedir unas pizzas y cenar viendo una buena película de terror o un partido del Barça en casa de Salva.

En el bar los temas de conversación flotan en el aire, acumulándose en el ambiente y mezclándose con el ruido del televisor y de las máquinas traga-perras.

Estos se suceden los unos a los otros intercalándose con las llamadas de móvil, las rondas al mentiroso, los mensajes de texto, las visitas a los servicios y las partidas al futbolín.

Estudios, trabajo, fiestas, amigos y amigas en común, películas, videojuegos... y aunque parezca poco común, también hablamos de política.

Para nosotros el hablar de política es nuestra tema estrella. Nuestro tópico más candente. Aquella excusa perfecta para que cada uno pueda defender sus ideales y manifestar sus inquietudes, preocupaciones, sueños y deseos. Todos tenemos nuestras propias fuentes: diarios, revistas, programas de radio, tele-noticias, Internet, amigos de amigos... Disfrutamos enormemente.

Al igual que no podría contaros (con el máximo rigor) todos los detalles sobre como se desarrolló el debate, tampoco podría deciros que notáramos nada excepcional acerca de nuestra realidad más inmediata.

- Dentro de un mes se van a celebrar las elecciones en el pueblo.

- ¿Sabéis ya a quién vais a votar?

- Espero que gane cualquiera menos el PP.

- Tu calla que aún no tienes la edad para votar.

- Ya pero si pudiera no les votaba ni de coña.

- ¿Y a quien votarías si pudieras?

- A los socialistas.

- ¿Al de la ceja?

- Pero si parece el Mr.Bean.

- Sí pero al menos no es tan carca como los otros.

- ¿Y tú?

- Mi voto es secreto.

- ¿No vas a decírnoslo?

- No, se siente. Me lo guardo para mi. Sólo os diré que a mi no me convencen ni unos ni los otros, y los de CIU tampoco.

- Yo votaré a los del Partido Pirata.

- ¿Quiénes son esos?

- Unos que apoyan todo el tema de las descargas libres en Internet.

- Pero si esos son minoría a nivel nacional, y en nuestro pueblo vete a saber si se presentan...

- Ya pero es votarlos a ellos o votar en blanco.

- Esto de votar no sirve para nada. Mira al final se lo reparten todo los mismos.

- Si pero a alguien tendrás que votar, sino los pocos que lo hagan serán los que decidan.

- A mi todo esto de la política me aburre. Vaya rallada.

- Siempre estás con lo mismo.

- Es que es verdad. Cuando os ponéis a hablar sobre este tema os hacéis super pesados.

- Allá tu, piensa que es tu futuro.

- Si tu lo dices.


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