Cuando se cierra una puerta se abre una ventana. En este caso se abrió toda una nave industrial.
Me refiero a Can Sanpere una antigua fábrica industrial que había sido abandonada y ahora ocupada por asociaciones de jóvenes, los cuales buscaban darle un nuevo uso.
Refugi tenía la gran oportunidad de acercarse a un ambiente de acción real y cambio social. Y nos plantamos para una primera y exitosa entrevista.
Nico hizo de enlace con el grupo que gestionaba la rehabilitación y la organización del espacio.
Llegamos por la tarde y nos presentaron a todos los integrantes del grupo. A continuación a Anna y a mi, nos hicieron un tour para conocer todas las instalaciones.
Quedamos de lo más sorprendidos y fascinados. El lugar era enorme. Un laberinto de estructuras, pasillos, naves, habitaciones, salas... Estábamos viajando al pasado...
Era el lugar perfecto para perderse y poder jugar horas y horas como críos.
Después de la visita, regresamos a la biblioteca y dispusimos todo el material necesario para dar nuestra charla.
Todo el grupo de Can SANPERE nos escuchaba atentamente. Eran muchas las expectativas que se habían generado (por ambas partes).
La exposición fue un éxito, y hubieron muchas preguntas, signo casi inequívoco de que al menos existía un interés en nuestra propuesta.
Si todo salía bien nos iban a dejar un par de salas para poder empezar a trabajar con nuestros primeros usuarios.
La emoción era máxima. Y la alegría se desbordó cuando ya nos confirmaron positivamente.
Sí, ibamos a disponer de las salas.
Reugi ya tenía un lugar donde actuar, crecer y desarrollarse.
¿El tiempo nos sería favorables?
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